jueves, agosto 30, 2007

Cielo de Papel.

Como en la última hoja que suelo desechar, se dibujan formas extrañas en un tono que me hace recordar. Juntos, todos los trazos entonan una armoniosa melodía que me hace sentir, sentir de verdad. Cuando mi cabello ya no puede danzar con el viento frío y las gotas de lluvia caen sobre mis hombros, sobre mis sentimientos, el cielo se vuelve de papel. Helada trato de mirar hacia arriba y siento como las gotas golpean mis mejillas y al contacto con mis ojos, nublan mi vista. Que cielo tan hermoso. Es una belleza fría, triste, trágica, pero al fin y al cabo es belleza para mí. Aquello que cae del cielo, no es lluvia. Las notas son graves pero finas y delicadas y la partitura se traza en ese gran lienzo. Un lienzo que está llorando sobre mí. La fuerza del ritmo me hace ponerme de rodillas y lamentar el no poder compartirlo con nadie más. Pero se imponen los sentimientos del recuerdo y en ese momento, el presente de mis lágrimas ya no cuenta y pasan a ser de alguien más. En el clímax los trazos me abruman, pero no me permiten expresarlo. La intensidad de la manifestación es tal que me ahoga y me llena de dolor. Pero es tan bella como en el inicio. La melodía eterna sonará.
Es mi cielo forjado por sentimientos. Es un papel inmortal.

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